Muchas de las personas que acuden a mí tienen un objetivo común, pero mal planteado. Su objetivo aparente es "perder miedo al hablar en público" o así lo manifiestan. Cuando indagamos un poco más, llegamos a otro objetivo: la necesidad de quererse sentir tranquilos, y la imposibilidad de hacerlo al tener que hablar en público.
Así conectamos con una intención (y proceso) distinto: ¿Cómo lograr tranquilidad o calma frente a una situación que nos genera ansiedad, miedo o estrés?
Si empezamos por el principio, hablar en público es lo mismo que hablar, ya que siempre hablamos para alguien. Incluso cuando lo hacemos en soledad, nos tenemos a nosotr@s como público, del mismo modo que tenemos público en una charla entre amistades o familia.
La diferencia está en que en esos espacios no nos sometemos a la presión, juicio o exigencias que sí lo hacemos en otros entornos más formales o con mayor número de audiencia.
Por otro lado, es hasta cierto punto normal esa ansiedad a la exposición, ya que nuestro cerebro asocia las miradas sobre nosotros como una situación de peligro de la que nos prepara para huir.
Por ello, trabajo a partir de dos recursos básicos para superar ese miedo escénico:
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El primero está en el qué decir. En controlar el tema, en saber que es atractivo y original, incluso si es un tema conocido, gracias al enfoque que le damos. En dominar las transiciones, silencios, puesta en escena o tiempo. Eso se entrena, sí, y con la práctica nos dota de herramientas para saber crear exposiciones efectivas y dominar el poder de la oratoria.
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El segundo está en el cómo, o mejor dicho, el desde dónde: ¿desde qué lugar hablas? Es posible que, si empiezas a escuchar y observarte, notes que tu cuerpo se tensa en situaciones de exposición, que tu cabeza se bloquea con más facilidad, que tu voz tiembla y tus músculos se tensan, o tiemblan. Pero eso no te pasa siempre, ya que en entornos de seguridad y confianza, te muestras natural y no debes pensar en cómo explicar las cosas, porque los recursos fluyen solos.
Gracias a las técnicas que nos ofrece la Programación Neurolingüística (PNL), entre otras, puedes aprender a conectar con ese lugar (que ya conoces, porque es tuyo) desde el que hablas en otros contextos, para trasladar esa sensación y por lo tanto, esos recursos, a momentos en los que sientes miedo. Y de nuevo, cuanto más se entrena, más capacidad para hacerlo en cualquier contexto y de manera rápida.
Viene a ser algo así como copiarte a ti mismo/a en esos momentos en los que te gustas. ¿A quién vas a copiar si no? Nadie te conoce tan bien como tú, y por ello, el método más efectivo no va de fuera hacia dentro, sino de dentro hacia afuera.